jueves, 31 de marzo de 2011

EVOLUCIÓN DE UN ACEBUCHE BALEAR

Este es un acebuche (Olea europaea var. sylvestris) que me envían desde Mallorca después de conocer, convencer y ahora agradecer a un gran aficionado al bonsái que lo hiciera. Con este regalo desinteresado, me demostró claramente que lo que pretendía con esta afición era disfrutar y hacer disfrutar a los demás. Joan Rigo Montserrat, Presidente y socio fundador de la Associacio Bonsai Llevant desde 1989, al que todavía le debo una comida de costillas con papas prometida cuando viniera a Tenerife, aunque hace tiempo que no se nada de él, desde aquí mis más cordiales Saludos


Este arbolito, con toda seguridad en otras manos hubiera salido mejor parado, pero en fin quien hace lo que puede, no hace poco. Simplemente pretendo, que se vea la evolución que ha tenido hasta el momento, ni están todas las fotos que son, ni es, insisto, la mejor formación que pudiera tener este árbol pero ahí esta, iré incorporando con el tiempo alguna más.

Este es el aspecto que presentaba el 24 de Noviembre del 2003, cuatro meses más tarde se prepararía para realizar un viajito a Canarias.






Aquí vemos el cepellón de raíces una vez transplantado el 31 de marzo del 2004 para ser preparado para el viaje




Las raíces se humedecen y protegen con papel de periódico primeramente, y luego se envuelven en un plástico para evitar en la medida que podamos la evaporación del agua contenida en el cepellón, todo esto lo atamos a conciencia para que no se nos desarme durante el viaje.



Este será el embalaje a utilizar. Una vez preparado el cepellón, fue introducido en una caja de cartón , a continuación se relleno absolutamente todo el espacio sobrante con bolitas de corcho con el fin de protegerlo lo más posible ante golpes durante el trayecto. Tengo que decir que al recibirlo no habia absolutamente ni una bolita de las mencionadas y la caja (por fuera ponia: MUY FRAGIL) parecia que la habian pasado por una trilladora



Diré que, aunque el envío se había contratado por "paquete azul postal" este no llegó en veinticuatro horas como estaba estipulado, sino quince días después, con la consiguiente desesperación del que espera, la oportuna denuncia en correos y la satisfacción contenida al recibirlo por la incertidumbre de como habría llegado. Más tarde comprobamos que había resistido como un jabato.



En esta foto podemos apreciar el perfecto estado en el que se encontraba el cepellón tras quince días empaquetado y en no se que condiciones. En la siguiente foto ya vemos el árbol transplantado el día 15 de abril de 2004 en una maceta de entrenamiento, el sustrato utilizado fue un compuesto de akadama y picón al 50% .


En las dos fotografías siguientes, podemos apreciar el comienzo de los trabajos realizados en la "madera muerta" a efectos de disimular el corte en muñón que se le había propiciado al árbol en el momento de su recuperación:



Este es el apecto que presenta el 19/02/06, tras unos cuantos abonados. De momento se trata de dejar crecer e ir eligiendo algunas ramitas aprovechables para el futuro, aquí soy consciente de que su formación va a llevar unos cuantos años, pero como practico la paciencia, característica prima del aficionado al bonsai, no me importa, todo llega.




Aspecto el 01 de enero de 2009 (por debajo un thumbergii cultivado de semilla le pretende robar plano)





Esta es una foto actual , como vemos aún falta engordar mucho mas el tronco que parte del antiguo muñón hasta el ápice, el que también hay que trabajar más, junto con todo el conjunto de ramas, pero en fín ya parece que se puede ver algo. De aquí a 40 o 50 años lo terminará algún nietillo que salga por ahí , quien sabe?


viernes, 25 de marzo de 2011

EL MEJOR DISOLVENTE, EL AGUA


En el cultivo del bonsái debemos intentar conseguir un equilibrio perfecto entre todos y cada uno de los factores que influyen en el mismo, si seguimos paso a paso un transplante, un pinzado, un defoliado e incluso la misma poda, nos damos cuenta de que participamos prácticamente en la totalidad del proceso de crecimiento de nuestros árboles, si esto no fuera así probablemente estaríamos hablando de otra cosa.


Intentamos dejarles las raíces mínimas y necesarias para su alimentación, le proporcionamos anclajes para que el viento no los mueva, un sustrato que nos permita un buen drenaje y la absorción necesaria de nutrientes, un abono que facilite su optimo crecimiento y lo que nos falta es el complemento de todo esto un “disolvente” que nos facilite, sin alterar demasiado las condiciones del sustrato ni el abono aportado, disolver este para que ejecute su función.


Por lo tanto estaremos de acuerdo que este “disolvente” debe ser lo más puro posible, para que cumpla al cien por cien su función. Aunque parezca mentira el llegar a controlar el riego es una de las tareas más complicadas en cualquier aficionado al bonsái, en nuestros inicios muchos mueren por falta de riego e incluso algunos perecen ahogados con sus raíces saturadas por el agua.


Debemos tener en cuenta que estamos cultivando en contenedores muy pequeños y por consiguiente con pequeñas cantidades de sustrato, por lo que debemos mantener una vigilancia contínua a los mismos ya que estos pueden requerir en ocasiones el tener que regar varias veces al día, o que debido a la humedad existente estemos varios días sin hacerlo. Como anécdota contar que el riego en Japón es una habilidad aprendida, un aprendiz recibe tijeras para podar desde el primer día, pero no se le permite regar hasta transcurridos unos cuantos años.


Afianzando, diremos que “la cantidad y la frecuencia del riego del bonsái, dependerá de la especie de la planta que estemos cultivando y de las condiciones climáticas en ese momento. No debemos olvidar que la cantidad de sustrato que contiene la bandeja es pequeña y que, por lo tanto en algunas épocas del año debemos hacerlo a menudo.” La mejor hora para regar es temprano, de manera que te permita antes de que caiga la tarde ( siempre en horas de luz) dar un segundo riego a aquellas que más lo necesiten.


En otras ocasiones recomiendan a efectos de mantener la planta con el máximo poder de absorción, sumergirlas una vez por semana. Yo particularmente, esto no lo hago, mi trabajo solo me permite regar al medio día y en aquellos de fuerte calor, les doy un segundo riego por la tarde noche para que aguanten frescos hasta el medio día siguiente, (por supuesto siempre observando cuando el sustrato lo requiere).


Si tenemos un riego automático hay que tener bien estudiada la frecuencia de necesidades de agua de nuestros árboles, porque sino seguro que reciben más agua siempre los que menos la necesitan. Riego con regadera, lo más fina posible evitando no mojar las hojas, más que nada por la hora del día en la que lo realizo (esto podría quemarlas, al hacer el agua efecto lupa sobre ellas), intento dar dos pasadas, la primera digamos que es para refrescar e hidratar el sustrato y la segunda para que empaque y llegue a mojarlo en su totalidad ( existe una vieja costumbre japonesa que dice que hay que hacer tres pasadas: una por la maceta, otra por el suelo y una última por la planta. Digamos que yo me ahorro la de la maceta), normalmente el aviso es cuando el agua comienza a salir por los agujeros de drenaje. En ocasiones y coincidiendo con el segundo riego (el de por la tarde) cuando la planta lo requiera aprovecho y le doy una mojadita por encima, a efectos de producir una mayor hidratación, esto lo agradecen bastante.


En otro orden de cosas y con el fin de conocer un poquito el proceso mediante al cual la planta absorbe el agua decir, que esta entra a través de los pelos absorbentes principalmente mediante el fenómeno conocido por “osmosis”. La osmosis es el proceso por el cual el agua circula a través de unas membranas semipermeables desde una solución menos concentrada a otra más concentrada. Por un lado tenemos la solución del suelo que consta de agua + minerales, y por el otro la savia bruta del interior de la planta, en medio, la membrana semipermeable que es la raíz. La óptima circulación de líquidos desde un lado al otro, dependerá de la concentración de sales y otros elementos tanto en el suelo como en el interior de la raíz. Cuanto mayor sea la pureza del agua, mayor será su potencial osmótico, debido a la diferencia de concentración entre esta agua y el líquido interno de la raíz. Por lo tanto a mayor pureza del agua, mejor absorción de ésta por las raíces.


Para entender este proceso veamos un experimento que se suele exponer en bachillerato y que es bastante ilustrativo: Este consiste en llenar una bolsa de celofán con una solución de agua y azucar común; la boca de la bolsa debe quedar herméticamente cerrada. En estas condiciones, se le sumerge en un recipiente que contenga agua. El celofán cumple el papel de una membrana y la característica que presenta es la de no permitir el paso de las moléculas de azúcar en la solución, lo cual significa que es impermeable al azúcar. Por el contrario, deja pasar con facilidad las moléculas de agua, o sea, es permeable a ella. Las membranas que presentan este comportamiento reciben el nombre de semipermeables.


De acuerdo a lo anterior, en el experimento se puede observar que, al comienzo el recipiente formado por la membrana de celofán se encuentra distendido, pero poco a poco va aumentando de tamaño hasta quedar inflado. Esto es consecuencia de la difusión del agua a través de la membrana, desde el recipiente hacia el interior de la bolsa. Este es el fenómeno que se conoce como ósmosis. En el proceso del riego interviene directamente el abonado, ya que si con este aumentamos la concentración de sales en la solución del suelo, estamos reduciendo la eficacia del mismo, por ello en las épocas calurosas del año, donde la planta necesita un aporte mayor de agua se recomienda no abonar. En base a esto también podemos decir que la calidad del agua de riego esta directamente relacionada con la eficacia del abonado, siendo necesario bajar la frecuencia del mismo en el supuesto de no disponer de agua de buena calidad, a los efectos de evitar una excesiva concentración de sales en el suelo.


Que agua utilizar: partiendo de lo expuesto diremos que a falta de agua de lluvia (que sería la idónea, si nos encontramos en un lugar poco contaminado atmosféricamente) el mejor “disolvente” que le podemos ofrecer a una planta es un agua con poca conductividad, lo que se consigue normalmente sometiéndola a un proceso previo de osmosis inversa. Para entenderlo y volviendo al experimento anterior, si ahora actuásemos aumentando la presión dentro de la bolsa, se vería que pasan sólo las moléculas de agua y no las de azúcar, produciendo la filtración del componente solvente, es decir, ósmosis inversa. Un equipo de Osmosis inversa suele venir equipado con dos o tres prefiltros antes de la membrana de osmosis, El cual provee al aficionado al bonsái de un agua de bastante calidad acorde a las exigencias del cultivo. En mi caso derivo el agua filtrada a un tanque de 200 litros de manera que garantizo la cantidad suficiente para un par de riegos diarios si fuere necesario. (foto siguientes)


Este es mi equipo de ósmosis. Si somos un poquito curiosos lo podemos proteger y camuflar en un pequeño armarito El agua filtrada la derivo a un bidón de 200 litros, con lo cual dispongo de bastante agua de buena calidad, para varios riegos si fuere necesario. Una vez más, utilizando nuestra maña podemos aprovechar la tapa del mismo como mesa para bonsai, a mi no me quedó más remedio debido al poco espacio del que dispongo.

AGRADECER: SEÑAL DE MADUREZ

Una de las cualidades humanas que manifiesta más claramente la madurez, la salud psicológica, la calidad humana de una persona es su capacidad de agradecer.


Javier Mandingorra, psicólogo


Siempre he tenido la necesidad de hacer cosas en mi tiempo libre, aunque aparentemente tranquilo no puedo estar quieto, he tenido hobbies durante toda mi vida y de todo tipo. Siempre estoy haciendo algo, tengo muchas cosas sobre la mesa pendientes de hacer y probablemente muchas de ellas quedaran ahí junto con aquellas que no podré realizar nunca.


Una constante ha sido mi pasión por el bricolaje y por las plantas, creo que desde siempre he “traquinado” mucho con tierra, semillas y macetas y desde siempre me ha gustado una “puncha” y un martillo. Hace ya mucho tiempo vi en alguna revista un artículo sobre el bonsái, me atrajo aquellas fotos de unos árboles que daban la impresión de haberlos reducido mediante la aplicación de algún tipo de tratamiento jíbaro o pócimas mágicas, a partir de ahí compré algunos libros sobre el tema, que nunca me aclararon realmente lo que yo quería saber, mientras… aquellos “bonsái” que iba comprando morían irremediablemente.


En una de estas sale al mercado la publicación “Bonsái Actual” ( hace ya 20 años) esto es bueno…”hay más interesados en el tema!”. La galería de imágenes que publican es buenísima, para volver loco a cualquiera, pero hablaban de una tal “akadama” de un tal “bio-gold” de unos alambres especiales y de unas herramientas que desesperaban, cuando aquí a lo más que podíamos aspirar era a la turba, al estiércol, al alambre galvanizado y algún que otro alicate y martillo. Cuando nos hablaban de mezclar con arena de río … jo en Canarias?. En fin deje de comprar la revista y enfriar el tema o me volvía loco.


Más adelante llega Internet y con el un sinfín de posibilidades, entre ellas la de poder contactar con alguien en Canarias que pudiera enseñarme el ABC. Suerte! , localizo dos contactos, una Asociación Tinerfeña del Bonsái con sede en La Laguna y al parecer extinguida y otra en Las Palmas de Gran Canaria a cuyo presidente estoy totalmente agradecido ya que con él acaba mi búsqueda, me da el teléfono de contacto de un tal José Acuña, el que al parecer imparte clases de bonsái, con el que me pongo en contacto para quedar un día y pasar por el Centro.


Comienzo en sus clases y partir de ahí empiezo a comprender un poquito que es un bonsái y como llegar a cultivarlo sin estas pócimas y con un alto índice de satisfacción y acierto, comienzo a cambiar la turba por la akadama y entiendo que estiércol para el bonsái no, biogold mejor, me familiarizo con herramientas que antes solo veía en revistas y mi grado de “bonsaína” crece en sangre. He tenido altos y bajos, unas veces salgo a regar mis arbolitos por afición y otras por obligación, pero creo que he conseguido encontrar lo que verdaderamente me gusta.


Gracias a José he podido matar las ganas de llegar a comprender (todavía me falta mucho por aprender) mediante la aplicación de determinadas técnicas algo que me apasionaba y veía bastante lejano, permitiéndome fundir la afición por el bricolaje con la pasión por las plantas lo que me proporciona pequeñas pero muchas satisfacciones y sobre todo grandes momento de reláx.

Creo que estoy madurando

Gracias José! (a José Acuña,director:CENTRO BONSAI TENERIFE)